Mortella

HALLAZGO DE LOS PECIOS DE MORTELLA

Los pecios de Mortella 2 y 3 fueron descubiertos durante un programa de prospección geofísica que formaba parte de la elaboración de la carta arqueológica del patrimonio cultural marítimo de Córcega. Este proyecto fue llevado a cabo en la bahía de Saint-Florent por el Centre d’Etudes en Archéologie Nautique – CEAN – entre 2005 y 2008, con un área total estudiada de unos 20 km² entre la costa y los 50 metros de profundidad, utilizando dispositivos de detección acústica y magnetométrica.

Los dos yacimientos se hallaron mediante un SONAR de barrido lateral:

– El primero, llamado Mortella 2, se localizó en octubre de 2005 a 48 metros de profundidad.

– El segundo yacimiento, a unos 700 metros al sureste del primero, denominado Mortella 3, fue detectado en noviembre de 2006, a una profundidad de 38 metros.

En el momento de su descubrimiento, estos yacimientos se caracterizaban por la presencia de tumuli formados por grava y piedras de lastre que cubrían los restos de cascos de madera, así como por la presencia de material arqueológico representado principalmente por piezas de artillería, balas de cañón de piedra y anclas de hierro forjado.

Rápidamente se estableció un vínculo entre los dos yacimientos: la identidad tipológica de la artillería, en primer lugar, y la identidad de la naturaleza de la grava y de las piedras de lastre, además, puestas de manifiesto por un análisis petrográfico realizado en 2007, demostraron que los dos pecios estaban vinculados a un mismo acontecimiento histórico.

CAMPAÑAS DE EXCAVACIÓN 2010-2021

Desde la localización del pecio de Mortella 3 en 2006, se tiene constancia de la existencia de dos tumulus cercanos, que podrían corresponderse con dos barcos hundidos o pertenecer al mismo navío.

En la campaña de 2012 se constata que se trata de un único barco, partido longitudinalmente. Las dos partes se separaron antes de llegar al fondo marino, tal vez como resultado de la onda de choque causada por el choque de la popa del barco contra el fondo, explicando así la presencia de dos tumuli. Esto es algo inusual, dado que los barcos suelen encontrarse apoyados en uno de sus laterales.

Los primeros restos del casco localizados corresponden a los extremos quemados de unas cuadernas que no dejan lugar a dudas sobre el violento incendio que consumió el barco antes de hundirse. La escasez de los artefactos arqueológicos presentes en el yacimiento atestigua el hecho de que es probable que la tripulación abandonó el barco llevándose lo que pudo antes de incendiarlo.

Lo más representativo de los artefactos era la artillería de hierro forjado, nueve tubos y ocho cámaras de culata esparcidos por el yacimiento y numerosos proyectiles de piedra, las cuerdas encontradas en grandes cantidades y parcialmente quemadas en la zona de proa del barco, y finalmente la cerámica de a bordo encontrada muy fragmentada y también alterada por el calor en la zona de popa.

Para el caso del pecio de Mortella 2, hay que señalar que la disposición del yacimiento, aunque más pequeño que el yacimiento de Mortella 3, presenta sorprendentes similitudes con este último:

  1. La orientación de los dos pecios es similar, con un eje general este-oeste.

  2. La distribución de los artefactos también es similar: Las cerámicas se dispersan esencialmente en la parte oriental de ambos yacimientos, que en el caso de Mortella 3 corresponde a la zona de popa. Esta evidencia arqueológica es, de hecho, lógica, ya que las zonas de estar y cocina estaban situadas en la popa del barco.

Desde un punto de vista práctico, hay que subrayar que la organización técnica y logística de esta excavación a casi 40 metros de profundidad es una operación compleja y costosa. A esta profundidad, una limitación importante son los tiempos de intervención muy cortos (50 minutos por buceador al día como máximo), que obligan a reunir equipos de trabajo numerosos para garantizar el número de rotaciones necesarias para completar los trabajos arqueológicos. Garantizar la seguridad de los buceadores es también una preocupación importante, impuesta a esta profundidad por la necesidad de largas paradas de descompresión.

Por último, para garantizar la buena conservación de los restos de las zonas excavadas que se descubren cada año -una superficie de unos 20 a 30 m2 por campaña-, es indispensable volver a enterrarlos. Se cubren con una lámina de geotextil al final de la excavación y, a continuación, con una capa de sedimentos destinada a crear un medio anaeróbico que garantice la buena conservación de los restos, en particular de la materia orgánica. Desde el punto de vista metodológico, hay que añadir que la comprensión de la organización del yacimiento y su estudio se vieron considerablemente favorecidos por la creación de un fotomosaico compuesto por una multitud de fotografías. Se ha ido completando año tras año y, para obtener un documento de trabajo a escala, se ha sometido a un meticuloso tratamiento posterior para corregir las distorsiones del objetivo y alinear las imágenes con nuestros levantamientos topográficos.

Las campañas arqueológicas se describen de forma cronológica desde el año 2010. Por ello, algunas descripciones presentan hipótesis que han ido evolucionando o/y descartando con el tiempo.

Campaña de 2010

Durante esta campaña comenzó la excavación del pecio, que consta de dos complejos arqueológicos distintos: el primero está representado por un gran tumulus (tumulus A) de aproximadamente 35 m de largo y 12 m de ancho, mientras que el segundo, el tumulus B, es de menor proporción, 20 m x 10 m; ambos tumulus convergen y se encuentran en la parte noreste del yacimiento. Se elevan poco más de un metro por encima del nivel general del fondo y están recubiertos de una espesa capa de gravilla de lastre y piedras de río que ocultan los restos de la nave. La observación de la extremidad calcinada de las cuadernas al nivel de una parte de las primeras ligazones, no dejan lugar a dudas sobre el violento incendio del que fue víctima el navío antes de su hundimiento. 

Uno de los objetivos prioritarios de la campaña de excavación de 2010 fue la observación de las técnicas constructivas empleadas para avanzar, si es posible, las primeras hipótesis sobre los orígenes del navío. También se trataba de determinar la naturaleza de los restos localizados bajo el tumulus B e intentar determinar si estaban vinculados a los del tumulus A o si eran independientes y eran independientes y probablemente albergaban un segundo pecio.

Primera y Segunda semana

Durante la primera semana de excavación se realizaron todas las tareas necesarias para ubicar y dotar los puestos de trabajo y laboratorios que albergaron los materiales provenientes de la excavación.

 

No será hasta la segunda semana (14 de septiembre) cuando comiencen las inmersiones. En un primer momento se fotografía y filma el yacimiento, tras lo cual comienzan los trabajos de limpieza del pecio. Los primeros restos que salen a la luz son diversas balas de cañón que, junto a la madera carbonizada, ya dejaban entrever que en el lugar había tenido lugar una violenta batalla naval.

 En los días sucesivos (15-19 de septiembre), los trabajos continúan lentamente, quitando mediante la motobomba el sedimento compuesto de graba, empezando a vislumbrarse los primeros restos del armazón del navío.

Tercera y Cuarta semana

Prosiguen los trabajos de extracción del sedimento que cubre el pecio, pobre en materiales arqueológicos, únicamente algunos fragmentos de cerámica.

Empieza a mostrarse la estructura de la nave y los restos de madera quemada que habla de los motivos de su hundimiento.

Se multiplican los trabajos de documentación de los restos, tanto con fotografías como con dibujos.

Se abre en paralelo un nuevo sondeo en el tumulus B, suponiendo que podría ser un segundo pecio.

Durante la cuarta semana, el pecio está prácticamente excavado, y se pueden comentar los trabajos para documentar la técnica constructiva empleada en la construcción de la nave.

Quinta y Sexta semana

En la quinta semana los trabajos se centran en el tumulus B de Mortella 3. Los primeros resultados hablan de otro pecio diferente al excavado en el tumulus A.

Mientras continua la excavación sobre el barco, y se comienzan a tomar muestras para dendrocronología.

Durante la última semana se terminan los trabajos de excavación de esta campaña y se procede a proteger el yacimiento.

Campaña de 2012

El objetivo principal de esta campaña era reunir la información necesaria para poder reconstruir la estructura y geometría del pecio, así como los métodos y técnicas de construcción utilizados. En estos momentos ya se trabajaba con la posibilidad de que se tratase de una gran nave mediterránea del siglo XVI.

Para cumplir con los objetivos, se llevó a cabo un estudio completo de los restos del pecio, así como de la artillería y el equipamiento de a bordo localizado. Habida cuenta de las dimensiones del yacimiento y de la superficie de las zonas que debían excavarse para alcanzar estos objetivos, se estimó que serán necesarias un mínimo de tres misiones.

Como resultado más destacado, durante esta campaña se consigue dilucidar que se trata de un solo navío, el cual se había roto en sentido longitudinal, a lo largo de la extremidad babor de las varengas.

Primera y Segunda semana

Al igual que en la primera campaña, la primera semana de la campaña se centra en cuestiones logísticas sobre la futura excavación. Se habilitan espacios para el almacenaje del material, se fijan anclajes al fondo marino para estabilizar las motobombas y se prepara un sondeo de 25 m² en el tumulus B.

La segunda semana de excavación se dedicó principalmente a dos tareas, la excavación de una zona de 25 m² en el tumulus B y la limpieza y retirada del geotextil de la zona de excavación de la campaña de 2010.

Día tras día, las estructuras de madera que aparecieron rápidamente en nuestra zona de excavación del tumulus B y se vuelven cada vez más coherentes. Por fin, se tiene respuesta a una de las preguntas importantes de nuestra misión de 2012: el tumulus B contiene el lado de babor del barco situado bajo el tumulus A. En estos momentos se desconocen los motivos que provocaron la ruptura longitudinal del barco, pero todos coinciden en la violencia del acontecimiento, bien por la explosión de la santabárbara o por el choque con el fondo marino.

Tercera y Cuarta semana

En paralelo, los trabajos en el tumulus A avanzan a buen ritmo. Se siguen descubriendo partes estructurales de la nave, como por ejemplo la quilla o el sistema de agarre del palo mayor.

El sistema de enraizamiento del mástil principal que nos ocupa se parece bastante al observado en el pecio Lomellina por el equipo de Max Guérout (GRAN). Al mismo tiempo, estamos seguros del origen mediterráneo del pecio, una segunda cuestión importante de nuestra misión que ha sido respondida.

Paralelamente se emprende un minucioso estudio de la composición de la grava y de las piedras de lastre. Una piedra de basalto, otro elemento que vincula nuestro pecio con Italia, resulta especialmente interesante. Podría relacionar el barco con su origen en Italia y más concretamente por uno de sus puertos cercanos a un volcán, Nápoles, Catania…

Campaña de 2013

Durante esta campaña, la excavación se localizó principalmente en dos sectores de unos 20 m², situados en la parte de proa del pecio, en la parte suroeste del yacimiento, y en el lado de estribor al pie del palo mayor. El objetivo de la excavación de este sector es esencialmente responder a cuestiones problemáticas relativas a las proporciones del barco, en concreto el tamaño de la quilla, poder obtener una sección completa y conocer las proporciones generales de toda la estructura que se derivan de ello.

Primera semana

Desde las primeras inmersiones empezaron a aparecer trozos de madera bien conservados y restos de cuerdas. Se descubren también varias balas de cañón pequeñas, de roca volcánica, probablemente de origen italiano, que se encontraron a estribor de la quilla. Se pudo documentar también un nuevo cañón de hierro forjado con un cañón anillado. Tenemos tres categorías diferentes de balas de cañón: las encontradas este año miden 12,5 cm de diámetro, mientras que las de gran calibre miden entre 15,8 y 22,4 cm. Cada tamaño corresponde a un peso de 1-1,5 kg, 6-7 kg y 16-17 kg respectivamente. Las variaciones de peso se deben a la naturaleza de la roca utilizada.

Como en anteriores campañas los primeros días se destinan a reacondicionar el barco, volver a colocar el amarre y retirar la cubrición y sedimentos que se habían depositado sobre el pecio.

 

A medida que avanza la excavación, seguimos encontrando numerosos restos de cabos, conservados en concreciones o parcialmente carbonizados. Éstos presentan todas las características clásicas de las maniobras comunes e inactivas de un navío. En la fase de excavación, se tiene constancia de que la quilla mide 26 m, por lo que se puede deducir que se trata de un buque de más de 35 m de eslora total con una anchura de unos 10 a 11 m en la cuaderna maestra.

Segunda semana

Se siguen retirando los cañones de proa y despejando las partes visibles del pecio, para facilitar el sondeo y el fotomosaico. En el puerto, se preparan dos rejillas que permitirán realizar los sondeos transversales.

Con el paso de los días se sumergen las rejillas en ambas zonas de excavación mientras continúa la prospección de las dos zonas de excavación. En una de ellas se hace un nuevo descubrimiento importante: en el lado de estribor, encontramos el armazón principal del barco, en concreto la escotilla nº 27. Este era un segundo objetivo de la misión, determinar la sección y trabajar sobre la cuestión de la anchura del navío, para poder reflexionar sobre la cuestión del tamaño de su planta y, en definitiva, sacar conclusiones sobre la forma del navío.

Tercera Semana

Al principio de la semana se encuentra mercurio en una de las zonas de excavación. El mercurio se utilizaba principalmente en el proceso de extracción de oro y plata de la época, pero también se le atribuyen funciones medicinales, como el tratamiento de la sífilis y la sarna.

Se proceden a realizar secciones longitudinales y transversales de las dos zonas de excavación y a realizan las últimas observaciones sobre las características constructivas del armazón, sobre las conexiones y los métodos de ensamblaje de las piezas de madera.

Los últimos días se dedican a volver a enterrar el yacimiento. Las zonas de excavación se cubren con tela geotextil y las máquinas de succión se invierten para depositar una capa de sedimentos. Esta es una condición esencial para la buena conservación del yacimiento.

 

Campaña de 2014

La campaña de 2014, se llevó a cabo con recursos financieros limitados, por lo que se ajustaron los objetivos de trabajo a la zona de excavación ya explorada. De hecho, hubiera sido imposible abrir una nueva zona de excavación con la consiguiente retirada de grava de balasto con los medios de que disponíamos.

El rápido acceso a los restos permitió organizar el desmontaje parcial de algunas estructuras del casco y, en particular, emprender el estudio en tierra firme de la estructura M27. Este permitió profundizar en el conocimiento de la tipología de la nave y de los procesos y técnicas de construcción.

Los trabajos sobre la pieza M27 han permitido extraer las siguientes conclusiones:

  • Estamos ante un barco cuyo casco principal está dotado de un fondo bastante alto, lo que contrasta con el barco Red Bay (1565), por ejemplo, y atestigua un calado relativamente profundo. La forma del casco de Mortella III es muy redonda: no hay inflexión en los puntos de los escudos de la cuaderna media y, por consiguiente, la sentina no está marcada. Sigue un arco de círculo de 5,65 metros de radio, casi perfectamente circular. Desde este punto de vista, el diseño del fondo del pecio Mortella III es similar al del pecio Villefranche-sur-Mer (1516), que presenta las mismas características, con un único arco de círculo hasta la zona de la línea de flotación. Por encima, aunque no sabemos cómo evoluciona esta línea en el caso del Mortella III, debido a la falta de restos, sí observamos que sigue una curva con un radio la mitad que la primera en el caso del Villefranche-sur-Mer.
  • La anchura se sitúa entre 10 y 11 metros. Esta medida permite corregir las estimaciones del año 2013, que se basaban en un valor inferior. Este orden de magnitud define ahora las proporciones de una embarcación con una relación entre la manga y la longitud de la quilla de entre 1:2,27 y 1:2,50. Estas proporciones, aunque superiores a la regla As-dos-tres que regía la construcción de buques mercantes en la época (y a la que se ajusta el pecio de Red-Bay), siguen estando en consonancia con los ejemplos que tenemos en el Mediterráneo.

Por otro lado, el segundo ámbito en el que se avanzó durante la campaña de 2014, fue en el conocimiento de las técnicas y métodos de construcción. Gracias al análisis de la pieza de armazón M27, se pudo observar con detalle las formas de ensamblaje y unión de las piezas del armazón transversal, y confirmar y aclarar los procesos descritos en campañas anteriores.

Campaña de 2015

El principal objetivo de la excavación de 2015 era explorar las partes de proa y popa del pecio que aún no habían sido objeto de una observación detallada y en profundidad. Sin dejar de lado lo que nuestras observaciones de este año han aportado a nuestra comprensión de los restos de la parte delantera del pecio, tenemos que admitir que fue el descubrimiento de un panel de madera de unos 2 m² situado a popa de la escora de la quilla el principal hallazgo de la campaña de 2015. El panel se identificó rápidamente como los restos del timón del barco.

La importancia del descubrimiento de los restos del timón puede analizarse desde dos puntos de vista.

  • En primer lugar, desde el punto de vista del papel vital que desempeña el sistema de gobierno de un barco en cuanto a su funcionalidad y cualidades náuticas.
  • En segundo lugar, por la rareza arqueológica de este tipo de restos: que sepamos, sólo se han desenterrado y estudiado en el mundo tres timones correspondientes al siglo XVI: los de los pecios del Mary Rose (1545), Red Bay (1565) y Villefranche (1512). En este sentido, las similitudes entre el timón del pecio Mortella III y el del pecio Villefranche, sobre todo en cuanto a la forma de fijación de las piezas, constituyen un primer paso hacia la documentación de lo que en el futuro puede definir un modelo técnico mediterráneo.

La campaña de 2015 marca el final del quinto año de excavaciones en el pecio del Mortella III. Durante este periodo se ha recopilado una gran cantidad de información, gran parte de ella relacionada con nuestra investigación sobre la arquitectura naval. Por lo tanto, se decidió realizar una pausa en la excavación del pecio para organizar, clasificar, analizar y “digerir” la información de la que que se disponía.

Campaña de 2019

La campaña de excavación de 2019 se centró en la quilla del navío y la curva de popa, que estaban bien conservadas bajo una gruesa capa de sedimentos. En paralelo, se planificó la cobertura fotogramétrica de la zona de excavación y la prospección de la zona situada al sur del tumulus B con el fin de comprobar si existían indicios de la proa del buque en este lado del pecio.

Se tomaron también muestras de madera y la búsqueda de piezas con restos de albura para poder realizar un nuevo estudio dendrocronológico que complete el anterior basado sólo en dos muestras.

La excavación se completó cubriendo las zonas excavadas con una lámina de geotextil, cubierta a su vez por una capa de grava de lastre.

El estudio del yacimiento tropezó con un obstáculo importante, que es la profundidad a la que se encuentra el pecio, y las dificultades operativas que entrañan los trabajos arqueológicos a 47 m de profundidad. No obstante, es cierto que su vinculación histórica con el pecio Mortella 3 y el alto valor arqueológico que representaba hacían difícil concebir la finalización del proyecto Mortella sin llevar a cabo una incursión en profundidad en este yacimiento. Por este motivo se organizó una operación, pero sin duda representó un reto tanto técnico como logístico. A pesar de las limitaciones operativas y, en particular, del escaso tiempo de trabajo en el fondo del mar, el pecio del Mortella 2 resultó ser muy rico, tanto en por la información recogida sobre los restos del casco como por la contribución de sus artefactos a nuestro conocimiento de la cultura material de la época.

Para garantizar una seguridad óptima de la operación, y teniendo en cuenta la acumulación de nitrógeno en los tejidos humanos, se decidió limitar los procedimientos a una inmersión de 25’ al día con descompresión con oxígeno. La draga fue alimentada por una bomba de agua de alta presión (5 bares-60 m3/h) situada en el U Saleccia, nuestro barco base de operaciones.

Al final de la excavación, se procedió a la cobertura completa de la zona de prospección: primero se colocó una lámina de geotextil sobre los restos. A continuación, se invirtió la draga para para devolver el sedimento y las gravas de lastre que se habían extraído inicialmente de la zona de excavación. 

Campaña de 2021 (Mortella II)

En primer lugar, se pretendía realizar una observación general del yacimiento, llevar a cabo una cartografía completa y situar con precisión los restos arqueológicos visibles mediante un levantamiento topográfico. El objetivo de este trabajo era contribuir a la comprensión de la disposición y la dinámica del yacimiento, medir su potencial arqueológico, llevar a cabo su seguimiento y garantizar su protección.

Otro objetivo era estudiar el tipo de construcción empleado en el casco. Esto era tanto más necesario cuanto que el nombre de uno de los barcos, la Boscaina, parecía tener un posible epónimo de origen vasco, por lo que era importante precisar si la tradición de construcción naval era de origen atlántico o mediterránea. La realización del sondeo que permitió estudiar el pecio, también brindó la oportunidad de tomar muestras para dendrocronología.

Por último, la operación incluyó un estudio preliminar de los artefactos visibles in situ: documentación de la artillería (representada por tubos de hierro forjado de hierro forjado y calzas acompañadas de proyectiles de piedra), dos anclas y la cerámica localizada en el pecio. Para la conservación de los materiales estudiados, se creó un laboratorio de conservación preventiva, cuyos protocolos de actuación se ajustaron a los criterios de la UNESCO. El transporte al laboratorio y el cuidado de los objetos, se han seguido los criterios inspirados en la Guía de Conservación de la DRASSM.