Mortella

Historia de las naves “la Boscaina” y “la Ferrara”

El descubrimiento de los pecios de la Mortella planteó inmediatamente la cuestión de su origen, su identidad y los acontecimientos históricos que condujeron a su trágico destino en Córcega. Estos interrogantes condujeron a la organización de investigaciones documentales en archivos y bibliotecas franceses, italianos y, posteriormente, españoles, que desembocaron en el estudio de varios casos de naufragios ocurridos en 1526, 1527 y 1555 en la bahía de Saint-Florent.

Para interpretar correctamente los tres acontecimientos históricos descritos, es necesario situarlos en el complejo contexto geopolítico mediterráneo de su época. Este contexto estaba especialmente marcado por las rivalidades entre Francia y España, que se expresaron a través de las guerras entre Francisco I y Carlos V en Italia. La primera mitad del siglo XVI fue testigo de una sucesión de once guerras, que comenzó con el intento de Carlos VIII en 1497 de recuperar el Reino de Nápoles -que consideraba parte de su herencia angevina- anexionado en 1447 por Aragón, y culminó en 1559 -tras más de 60 años de guerras que asolaron toda Europa- con la Paz de Cateau-Cambrésis. Como vemos, sea cual sea la fecha propuesta, es a este tumultuoso contexto político al que están vinculados los naufragios de la Mortella.

En un momento en que la datación del mobiliario de los pecios de Mortella se orienta rápidamente hacia el siglo XVI, fue un suceso de 1555 el que llamó inicialmente la atención y llevó a plantear la primera hipótesis de identificación de estos pecios, dado que se podrían corresponder a dos navíos españoles hundidos en diciembre de 1555 por Antoine Escalin, barón Paulin de la Garde, general de las galeras del rey de Francia. El cronista corso contemporáneo Marc-Antonio Ceccaldi (1520-1560) relata el suceso: cuenta que el barón de la Garde regresaba de Civitavecchia en misión diplomática con una flota de 14 galeras. Una violenta tormenta le llevó a refugiarse en la bahía de Saint-Florent. Al mismo tiempo, una flota de 11 navíos españoles se dirige a Génova. Atrapados por la tormenta, los españoles también se refugian en la bahía de Saint-Florent.

A partir de entonces, con Francia y España en guerra, como hemos dicho, el enfrentamiento era inevitable. Sin embargo, los barcos españoles llegaron a puerto en formación dispersa, mientras que la flota francesa estaba allí concentrada. Fue en estas circunstancias cuando dos barcos de la flota española comandados por Alonso Pimentel, almirante y amigo de Carlos V, fueron capturados y hundidos. En su intento de escapar, dos de los barcos españoles se rompieron en los arrecifes y naufragaron. Este suceso también se relata con algunas variaciones en dos documentos que hemos localizado en los archivos de Simancas en los archivos de Simancas (AGS, Valladolid, España). Se trata de dos cartas fechadas el 21 de diciembre de 1555 y el 2 de marzo de 1556 del embajador español en Génova, Gómez Suárez de Figueroa a Juana de Austria.

Esta hipótesis es compatible con los orígenes italianos que ha revelado el estudio del pecio, teniendo en cuenta además el contexto geopolítico del siglo XVI, que consagra la alianza entre España y la República de Génova. Sin embargo, la datación dendrocronológica del pecio de la Mortella 3 sugiere que los naufragios tuvieron lugar en torno al primer tercio del siglo XVI; parece poco probable que las naves de la Mortella naufragaran en 1555 después de 35 años en el mar, o incluso 30 años si tenemos en cuenta algunos años entre el secado de la madera y la construcción de la embarcación.

Aunque esta duración no es imposible, es más del doble de la duración media de un gran navío en el Mediterráneo del siglo XVI. Por este motivo, se prosiguió la investigación documental en busca de un episodio marítimo en la bahía de Saint-Florent con una mayor coincidencia cronológica. Ello condujo a la identificación de varios textos que relatan otros naufragios anteriores en el tiempo, primero en 1526 y luego en 1527, episodio este último que parece -hoy en día- el más probable para explicar la presencia de los restos de la Mortella.

Dos autores Italianos -Paolo Giovio y Agustino Giustiniani-relataron el evento histórico que originó los naufragios:

 

En el transcurso de 1527, la ciudad de [Génova], entonces bajo el dogado de Antiniotto Adorno, estaba sumida en una terrible hambruna, el grano se había agotado hasta tal punto que se racionaba el pan….. Se armaron cuatro lanzaderas con el apoyo de barcos de Sicilia… para transportar grano a la ciudad, entre ellas las lanzaderas La Ferrara y La Boscaina de Rapallo, que fueron perseguidas por las galeras francesas en el golfo de Saint-Florent, en Córcega, y se vieron obligadas a desembarcar por falta de viento. Las tripulaciones se salvaron, pero los barcos fueron incendiados…

En agosto 1527, la ciudad de Génova aliada a los Habsburgo estaba sitiada por la flota de la Liga de Cognac, que unía las flotas francesas a las del Papa, Andrea Doria y Venecia, y sus habitantes se morían de hambre. Dos naves armadas, la Boscaina y la Ferrara, fueron enviadas en agosto desde Rápalo (puerto a 25 km al sureste de sus aliados Genova) a buscar alimento en Sicilia para intentar romper el bloqueo y abastecer la ciudad. Al hacer escala en el golfo de Saint-Florent, las naves fueron alcanzadas por una flota de 12 galeras francesas. Atrapadas en la bahía por falta de viento, fueron descargadas a toda prisa e incendiadas deliberadamente para evitar que cayeran en manos enemigas.

El texto de Giustiniani aporta una serie de datos que -analizados- hacen pensar que los naufragios de 1527 son los que mejor ajustan los hechos arqueológicos a los históricos: se trata de dos navíos oceánicos genoveses destinados al transporte de trigo que, por falta de viento, se ven en peligro de ser alcanzados por una flota de galeras francesas que han salido en su persecución. La opción elegida fue descargar las naves a toda prisa y -en estas circunstancias- es concebible que no hubiera tiempo suficiente para descargar las anclas y los cañones. Según la versión de Giustiniani, las naves fueron entonces incendiadas deliberadamente para evitar que cayeran en manos enemigas.

Este naufragio pone de manifiesto una compleja situación política que revela la división de las ciudades italianas que esta rivalidad franco-española estaba suscitando: por un lado, vemos a Venecia unida al Vaticano en el bando francés, alzándose contra Génova. Por otro, vemos cómo la alianza de Génova con España y la del general genovés Andrea Doria con Francia desembocan en la guerra despiadada de este último contra su propia ciudad natal. El estudio de los textos demuestra que los naufragios de los navi de la Mortella son consecuencia directa de esta espinosa situación política.