Mortella

Materiales arqueológicos recuperados de los pecios de Mortella

Los restos materiales son escasos en el yacimiento de Mortella, debido posiblemente a varios factores: el incendio que aparentemente destruyó los navíos antes de su naufragio o el expolio que haya podido tener lugar en el yacimiento antes de la intervención arqueológica son explicaciones podrían explicar en parte la ausencia de material, pero todo apunta que principalmente se debe a que las naves fueron vaciadas antes de su hundimiento, principalmente del material mas ligero, de ahí que aun se conserven los cañones o las anclas, elementos valiosos pero muy pesados.

CERÁMICA

Los estudios ceramológicos fueron iniciados por el Dr. Franck Allegrini Simonetti (arqueólogo del Gobierno de Córcega), y luego desarrollados por el prof. Marco Milanese (Universidad de Sassari, Cerdeña). Permiten acotar cronológicamente las piezas a la primera mitad del S. XVI.

Para el caso de Mortella 3, la cerámica está representada por una serie de fragmentos, localizados sobre todo en la parte trasera del pecio; se pueden reconocer cuencos, jarros, ollas y jarras, esencialmente productos del norte del Tirreno. Es el caso, en particular, de fragmentos de mayólica procedentes de Montelupo Fiorentini o de fragmentos con decoraciones incisas procedentes de un centro de producción pisano.

Para el caso de Mortella 2, destaca la calidad de la cerámica localizada. El estudio preliminar de este conjunto cerámico, realizado por Marco Milanese (Universidad de Sassari), destaca que de los muchos fragmentos encontrados fue posible reconstruir algunos casi al completo, esencialmente cerámica mayólica de Montelupo, con una gran cantidad de decoraciones. Además, la cronología exacta del pecio de Mortella permite asociar una fecha precisa al elevado número de testimonios de loza vidriada con estaño de Montelupo conocidos.

Los datos disponibles a día de hoy indican que el barco no llevaba un cargamento de cerámica, sino que su viaje (y el de su barco hermano Mortella 3) fue para otros fines, como el suministro de grano necesario para la población de la ciudad de Génova.

CAÑONES

Su estudio fue iniciado por Max Guérout (GRAN) y luego desarrollado por Fabrizio Ciacchella (Laboratorio di Storia Marittima e Navale – NavLab, Universidad de Génova).

El yacimiento de Mortella 3 contiene nueve piezas de artillería de unos 2 m de longitud y 35 a 40 cm de diámetro. Su morfología, a pesar de las concreciones que contienen, es similar a las piezas de hierro forjado caracterizadas por grecas que formaban salientes y anillos de manipulación. A estas diez piezas hay que añadir cinco elementos, interpretados como culatas, de 70 a 80 cm de longitud.

En el pecio de Mortella 2, por su parte, se localizan también diversas piezas de artillería de hierro forjado con aros, en concreto seis tubos y cinco culatas. Además, se localizaron 6 balas de cañón, al que se suma otro más localizado durante la prospección de 2007, con diferentes calibres: 21 cm, 17 cm, 15,8 cm y 11,5 cm.

Este tipo de cañones, denominados bombardas, fueron de uso general en las naves entre el S. XV hasta mediados del S. XVI, cuando ceso su fabricación en favor de la artillería de hierro fundido.

Toda la artillería encontrada en el pecio Mortella 2, así como en el Mortella 3, pertenece a la misma tipología de piezas.
Estos cañones constaban de un tubo, una culata y una cureña de madera. Los cañones eran tubos cilíndricos abiertos por ambos extremos, que podían cargarse por la parte trasera (carga por la culata). Normalmente su construcción era similar a la de los barriles, hechos de largas duelas de hierro de sección trapezoidal, unidas por manguitos cilíndricos cortos, reforzados con gruesos aros que se superponían a las numerosas costuras de los manguitos. Las recámaras se cargaban con pólvora; podían estar hechas de duelas y aros, como los cañones, o de una sola pieza de hierro forjado o fundido. Las cureñas de madera solían ser monóxilas, hechas de medio tronco hueco reforzado con hierro, a la que se sujetaban los cañones. En la parte trasera un agujero podía ser presente probablemente para drenar el agua mezclada con vinagre que se utilizaba para refrescar las armas cuando era necesario.

En el extremo posterior, la cureña de madera tenía una prolongación vertical; una cuña de madera estaba entre ésta y la culata para evitar que ésta saliera despedida hacia atrás al disparar y para aumentar la sujeción con el cañón. Se podían añadir un par de pequeñas ruedas bajo la parte delantera de las cureñas para aumentar la movilidad; su diámetro variaba según la colocación en el barco y la altura de cubierta a babor. Apuntar el cañón era posible simplemente levantando su parte trasera con una cuña o una cremallera.

Junto a los cañones se localizaron balas de cañón de piedra, que se pueden dividir en dos categorías: balas de cañón intactas y balas de cañón agrietadas o fragmentadas. A este respecto resulta esclarecedor comparar las balas de piedra encontradas en el pecio del Mortella 3 y las halladas en el pecio del Lomellina (construido hacia 1504 y hundido en 1516). Tiene tres diámetros: 96 mm, 125 y una mayoría (una veintena de balas de cañón) con un diámetro comprendido entre 220 y 230 mm con un peso medio entre 16 y 17 kg.

Los diferentes análisis petrográficos realizados durante cada campaña arqueológica muestran que, excepto algunas balas de cañón de serpentina, roca de tipo metamórfico más bien originaria del norte de Italia y típica de las costas del golfo de Génova, la naturaleza de las rocas utilizadas para la fabricación de bolas de cañón de pequeño calibre está frecuentemente asociada a rocas de origen volcánico del sur de Italia.

ANCLAS

Dos anclas de hierro fueron localizadas en el perímetro del pecio de Mortella III.

El Ancla Oeste, se localizaba a 15 metros al oeste del túmulo A. tenía una longitud de 4.5 metros y pesaba aproximadamente 800 kg.

El ancla Sur, situada a 15 metros al sudoeste del túmulo B, tenía unas dimensiones de 4,3 m., con un peso aproximado de 660 kg.

Mortella 2: En este pecio también se localizaron dos anclas.

El ancla este, conocida desde el descubrimiento del pecio, es claramente visible en el centro del yacimiento; se conserva en todas sus partes de hierro, pero falta el cepo de madera, destruido por el fuego provocado cuando se abandonó el barco y/o por los xilófagos marinos.

El ancla oeste, descubierta el primer día de la campaña de 2021, se encuentra a 4 m al oeste; es la más pequeña y no está completamente conservada, ya que le faltan el arganeo, la parte superior de la caña y el cepo de madera.

Desde un punto de vista morfológico, las anclas Mortella son muy similares: todas ellas tienen un arganeo, una cabeza abombada ovalada, las nueces (encepaduras) en el mismo plano que los brazos, los brazos curvados y las uñas triangulares. Los ángulos entre la caña y los brazos (medidos en la cruz) tienen muy poca variación, que podría ser debida a una forja imperfecta o a una deformación durante el uso del ancla.

Es posible estimar el peso de las anclas multiplicando su volumen (calculado a partir de las dimensiones tras restar el espesor de la concreción) por la densidad del hierro. Sería de unos 490 kg para el ancla oeste de Mortella 2 hasta los 800 kg para el ancla oeste de Mortella 3.

OTROS MATERIALES

Además de los materiales citados, en los pecios de Mortella se localizan otros restos de gran interés, como son grandes cantidades de cuerdas (la mayoría quemadas), un pequeño tonel, huesos de bovino o la bomba de achique en Mortella 3.

El sistema de bombeo del Mortella 3 es probablemente una “bomba elevadora” que eleva el agua por la acción de un pistón. Para extraer el agua de las sentinas, se instala una bomba en una caja, formada por cuatro tablones unidos por postes cuadrados que forman un mamparo. La válvula inferior de la bomba se apoya en los varengues las varengas. En la parte superior se supone que hay una solapa de cuero, hoy desaparecida. El cuerpo de la bomba es cilíndrico y está ahuecado en el interior para alojar un pistón. En el caso del pecio de Mortella 3, sólo se ha conservado la válvula inferior, el pie y el cuerpo de la bomba.

Datación a través de la Dendroarqueología

La dendrocronología es la disciplina científica que estudia los cambios ambientales registrados en los anillos de crecimiento anual de los árboles.

Los pecios son el objeto de estudio más complejo para el análisis dendrocronológico, dado que los barcos podían construirse con madera de distintas procedencias y repararse después en diferentes astilleros. Por ello, el éxito de la datación dendrocronológica suele estar estrechamente ligado al número de muestras adecuadas que se tomen para el análisis.

El estudio dendrocronológico, realizado por Fabien Langenegger (Office de l’archéologie et du Patrimoine du canton de Neuchâtel, OPAN), ha permitido establecer un terminus post quem para el periodo de construcción del barco.

El primer análisis se realizó sobre una única muestra que contenía albura, pero posteriormente, sobre las muestras tomadas en Mortella 2, se corroboró esta datación a partir del análisis de trece muestras con 546 anillos, todas ellas tomadas de roble caducifolio, cuatro de las cuales se completaron con éxito con la presencia de albura y tres de las cuales presentaban también cambium. Las dos principales conclusiones de este estudio son las siguientes:

  • Las curvas están sincronizadas con los puntos de referencia “del norte de los Alpes, el Allier, Borgoña y Lorena hasta Suiza”. Sin embargo, se necesitarían nuevas muestras necesarias para determinar el lugar o lugares de abastecimiento.
  • Los cálculos permitieron establecer la fecha probable de tala de los árboles utilizados para la construcción del casco al otoño-invierno de 1521.

La cronología puesta de relieve por estos estudios, junto con las pruebas arqueológicas y la documentación textual, no deja lugar a dudas sobre la identidad de los pecios de Mortella: los barcos Boscaina y Ferrara, hundidos en agosto de 1527 en el contexto histórico de la Séptima Guerra Italiana.